Me contaba mi abuela materna Placida y también me contaron tía Aleyda, mis primos-padrinos, Ledymar y Luis Gerardo, que cuando era niño decía que era Alfredo Pedrique, no lo recuerdo a pesar de la buena memoria que tengo, quizá lo hacía por ser tocayos de nombre o por el ADN deportivo que considero está en mi sangre antes de nacer por haberse conocido mis padres en el estadio Universitario.
A Alfredo lo recuerdo en su etapa de tercera base con los Navegantes del Magallanes y en especial en su segunda etapa como manager de los turcos desde la campaña 2005-2006 hasta la 07-08. Pedrique regresó a los eléctricos para enderezar el rumbo de los bucaneros, quienes naufragaban en la eliminatoria desde la 2003-2004. El tocayo no sólo devolvió a los corsarios al primer lugar sino también hasta la postemporada y la final.
Y recordando esas instancias (05-06 y 2006-2007) respectivamente y las de 12-13 y 2013-2014 (dirigiendo a Caribes de Anzoátegui las dos últimas), Alfredo hasta ahora no ha podido ganar el juego importante. En la 2005-2006 los filibusteros arribaron al juego 13 del round robin con marca de 8-4 a tris del puerto final, con ganar dos o un juego de los próximos cuatros, que incluso me hicieron aceptar la apuesta de una botella de etiqueta negra propuesta por uno de mis padres putativos José Luis, quien apostaba que los merineros no llegarían a la final, lo cual lucía improbable y como un tiro al piso; pero nada más alejado de la realidad, los piratas perdieron tres en fila, especialmente uno muy doloroso ante los ya eliminados para entonces Cardenales de Lara.
En la 06-07 los Navegantes atracaron en la parte baja del noveno acto del quinto juego de la final ganándole a los Tigres de Aragua, 10 anotaciones por tres con la serie 1-3 abajo, aún me recuerdo golpeando la pared del cuarto de la televisión en casa de mis suegros y diciéndole a mi cuñado «Romulito» “nos vemos en Puerto Rico”, al igual que la llamada de tío Jaime diciéndome que “si Magallanes perdía ese juego se ponía la gorra del partido político contrario al de su preferencia”, de igual forma el mensaje de texto de mi primo José Hilario, donde me escribió “que el pasaje para Valencia cuesta tres outs”, lo cuales no se hicieron y los turcos fueron dejados en el campo en el campo por los bengala, todavía está en mi memoria el inmediato telefoneo de tío Mario donde me decía “que se cambiaba a Caribes”, algo que los Dioses del béisbol no permitieron ya que se lo llevaron para hacerle compañía y ver los partidos junto con ellos a menos de un mes que comenzara la 2007-2008, justamente ante los aborígenes.
En esas temporadas constante en carne propia los famosos dichos que el “juego no se acaba hasta que se termina” y “que la pelota es pequeña y viene en caja cuadrada”, también concluí que con los eléctricos cualquier cosa puede pasar y es posible hasta las más increíbles o imposibles. De igual forma que le tomaría la palabra a “pote leche”, “que dejara de perder el tiempo y me dedicara a la locución deportiva”, lo cual hice por un tiempo; pero antes me especialicé en periodismo deportivo, siguiendo a los bucaneros desde otro punto de vista.
Volviendo con Pedrique la historia se remonta a la 12-13 y 2013-2014 respectivamente cuando dirigiendo a los indígenas y ante los corsarios, en primera instancia las tribu llegó a la parte alta del octavo capítulo del juego 14 del round robin ganando a los filibusteros seis carreras por una; pero los marineros voltearon el encuentro en esa entrada coronados con un inolvidable cuadrangular de Mario Lissón (https://goo.gl/mip7Pl). La segunda fue también en la parte de arriba de un octavo episodio; pero esta vez del quinto enfrentamiento de la Final, los anzoatiguenses entraron ganando seis raytas por cinco y los marineros voltearon el choque con jonrón de Ramón Hernández como colofón (https://goo.gl/5up0yJ).
Pero como dice mi pana Reinaldo ya lo ganará y quizá la tercera sea la vencida para el tocayo y defendiendo la camisa de su gran rival como jugador y manager pirata y tal vez lo haga ante ellos o sus amados Tiburones de la Guaira o sus queridos Caribes y no haya quinto juego malo donde nueve o seis carreras sean suficientes y el octavo inning sea sin cuadrangular inolvidable.
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